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viernes, marzo 29

18 de Octubre y la descolonización de Frantz Fanon

El 18 de octubre del año 2019 Chile inicia uno de los procesos de liberación social más violentos en los últimos 30 años. Escolares se saltan los torniquetes del metro rechazando con ello la subida de $30 pesos del transporte público. Días más tarde el poder popular se toma las calles, avenidas, y los barrios cambiando la consigna «no son 30 pesos, son 30 años», de esta manera se posiciona un discurso crítico respecto al legado de Pinochet y la entrada del neoliberalismo a Chile. En ello las muertes, violaciones a los DD.HH, se hacen presentes por parte de las fuerzas especiales, y Piñera toma como medida un toque de queda que al día de hoy se sigue manteniendo activo.

La violencia ejercida por parte de las fuerzas especiales con total impunidad, ordenadas desde el gobierno, busca aterrorizar para mantener a la población adormecida. Esta estrategia se remonta a la época colonial, en donde las torturas se hacían a la luz del día para demostrar quien tenía el poder y así la comunidad colonizada no se rebelara contra el colono. La respuesta del pueblo empieza en base a la organización social y un ejército de liberación popular – primera línea -, «desde el momento en que el colonizado escoge la contraviolencia, las represalias policiales provocan mecánicamente las fuerzas nacionales. No hay equivalencia de resultados, sin embargo, porque los ametrallamientos por avión o los cañonazos de la flota superan en horror y en importancia a las respuestas del colonizado».

Las armas del poder popular fueron ollas, cucharas, pintura, las del colono balas, ejércitos coloniales con armas de fuego, torturas, secuestros, y hombres – autorizados por el colono – que abusaron sexualmente de las mujeres y disidencias. La organización en los sectores populares no paraba, ollas comunes, asambleas, sindicatos se hicieron presentes como contrarespuesta ante la violencia colonial, canticos que representaron la esperanza de miles de niños y niñas que querían un Chile más justo – yo le llamaría descolonial -.

El 25 de octubre salimos más de un millón de personas para rebelarnos contra el estado colonial que azota de distintas maneras esta revuelta, al mismo tiempo las cadenas de televisión hegemónicas seguían su ritmo atemorizante para, insisto, mantener adormecida y con miedo a la población. No funcionó, llenamos la alameda, nuevamente canticos esperanzadores, ollas comunes, organización y el ejercito de liberación popular – primera línea – se hizo presente para velar por la seguridad del pueblo. Nosotras salimos con ollas y cucharas, ellxs con armas apuntando a los ojos, nosotras salimos con pancartas, el poder colonial salió con tanquetas. La masa popular despierta y en nada demanda una constitución que haga caer el legado colonial de Pinochet… «la movilización de las masas, cuando se realiza con motivo de liberación, introduce en cada conciencia la noción de causa común, de destino nacional, de historia colectiva».


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La bandera del pueblo mapuche se vuelve principal en la revuelta, también en la ciudad colonial, la misma que construyeron los colonos en el siglo XIX, instalando la moneda en el centro lleno de edificios europeos, toma una posición frente a la opresión histórica del pueblo mapuche en el sur del país, la bandera nacional de Chile se pinta de negro – nuestra arma es el arte, la del colono balas que penetra nuestros ojos – y con este color se da por muerto de manera simbólica el Estado-Nación construido bajo violaciones a los Derechos Humanos hace 300 años.

La conciencia nacional – no desde LA chilenidad homogeneizante – se hace presente, las demandas colectivas, sobre salud digna, educación gratuita y de calidad, derechos de la tierra, y reparación histórica para los pueblos originarios cobran sentido para la población nacional y EMPIEZA a despertar del sueño colonial, – aclaro que seguimos en el, pues la descolonización no es entonces un proceso rápido e indoloro, es largo y doloroso, son 500 años -. El ejercito de liberación popular – primera línea – toma entonces fuerza … «en el plano de los individuos, la violencia desintoxica, libra al colonizado de su complejo de inferioridad, de sus actitudes contemplativas o desesperadas»… La violencia del pueblo es descolonizadora, es liberadora.

Doy un salto, el 25 de octubre del presente año Chile decide en masa aprobar el cambio de Constitución por medio de un plebiscito. Somos el pueblo colonizado que empieza a  despertar – 78% – las periferias, el campesinado, los, les y las negras, el pueblo originario, las mujeres, deciden  entonces, que quieren un nuevo territorio en base a Derechos Humanos, pero las fuerzas coloniales se mantienen – 22% – sectores de la ciudad colonial enriquecidos desean mantenerse en el poder, y con ello obstaculizan la participación de los pueblos originarios y afrochilenos, hay paridad, ¿paridad para quién? Cito a Audre Lorde «Las herramientas del amo, nunca desmontan la casa del amo»… No estamos las negras en su heterogeneidad, y el pueblo originario está a medias. Fanon nos dice cuidado hay trampas, cuando las fuerzas coloniales se ven atrapadas no les queda más remedio que utilizar ese poder popular, infiltrarse hasta nuevamente adormecer – … «el colonialismo va a encontrar igualmente en el lumpen-proletarido una masa considerable propicia a la maniobra. Todo movimiento de liberación nacional debe de prestar el máximo de atención, pues a ese lumpen-proletarido… El opresor que jamás pierde la ocasión de hacer que los negros se peleen entre sí, utilizará con una singular alegría la insconsciencia y la ignorancia que son las taras del lumpen-proletariado»…

La política compañeras es ahora dónde la tenemos que alfabetizar, tenemos que seguir manteniendonos activas en los barrios, en los sectores populares, porque es allí donde el colono nos hará el quite … «El adversario que analiza las fuerzas de la insurrección, que estudia cada vez al enemigo global, que construye el pueblo colonizado, se da cuenta de la debilidad ideológica… El adversario utilizará a esa masa».

La nueva Constitución que formaremos no puede ser el fin, el fin debe ser derribar en su totalidad el sistema colonial, pero si diré que derribar el legado Pinochetista es descolonial, la nueva Constitución no es descolonial, nunca ninguna carta magna bajo un gobierno colonial será descolonial, pero si tengo que reconocer que la forma en que se llegó a ella fue descolonial, los métodos y estrategias fueron parte del pueblo. La conciencia nacional que despertó es descolonial y hoy ante las movidad del colono tenemos que estar atentas.

No es el fin, el proceso es largo, violento y doloroso.


Referencias:

Los condenados de la tierra – Frantz Fanon.
La hermana Extranjera – Audre Lorde. 


Juliette Micolta

Afrocolombiana en Chile. Activista, modelo, emprendedora.


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