Hace unas semanas, a raíz del asesinato por un policía de George Floyd, vimos como un movimiento de indignación recorría el mundo. Personas de cualquier clase y consideración se unieron en un grito desgarrador contra el oprobio constante que sufren las vidas negras y el concepto #BlackLivesMatter resonó en las redes a nivel mundial. parecía que las vidas negras importaban, parecía que cambiaba algo.
Pero volvemos a la realidad y a la vivencia del racismo institucional, social y político y ayer se consuma en la la Audiencia Provincial de Cádiz con sede en Ceuta un nuevo episodio de insulto a las vidas negras con el desistimiento de los recursos de apelación por la muerte de 15 personas ahogadas el 6 de febrero de 2014. Todos ellos formaban parte de un grupo que trataban de cruzar a nado a Ceuta desde Marruecos y cuyo terrible delito era buscar una vida mejor.
La Guardia Civil trató de evitar la entrada de los migrantes lanzando pelotas y balas de goma haciendo que muchos de ellos murieran ahogados en una terrible agonía que no queremos ni siquiera imaginar. Los 23 que lograron llegar a Ceuta fueron devueltos inmediatamente al país vecino, lo cual demuestra que lo que hizo la Guardia Civil fue un ensañamiento sin ningún sentido. Crueldad racista.
El caso es sobradamente conocido, y no nos extenderemos. Lo que irrita, lo que enfada hasta dar un puñetazo en la mesa, es la indiferencia de esa sociedad que hace grafitis de George Floyd en las calles de Barcelona e ignora la muerte de 15 personas negras africanas.
¿Qué mensaje mandamos como sociedad? El que todos sabemos y no verbalizamos. Que esas vidas negras NO importan. Que esas vidas de seres humanos buscando una oportunidad son prescindibles, menos valiosas, accesorias o no humanas.
Hoy no hay manifestaciones, ni protestas. Hoy no hay #blacklivesmatter en las redes. Casi nadie les recuerda, nadie les menciona. Estamos a otras cosas.
Hoy, todas esas personas que entusiásticamene se unieron al #BlackLivesMatter, compraron chapas, camisetas, hicieron pintadas, pusieron hashtags, quizás necesiten una pequeña revisión.
Hoy, de nuevo, las vidas negras NO importan.
Fue horrible lo del Tarajal y ha sido horroroso que la Guardia Civil haya salido indemne. Tenemos que cambiar la realidad y con el fin de lograrlo son muy útiles las políticas de alianzas. Debemos construir movimientos más fuertes y para ello tenemos que dejar atrás esa época de individualismo exacerbado de la que venimos. Las personas que no respondemos a lo que el heteropatriarcado esperaría de nosotras tenemos que estar más organizadas, al menos tanto como la gente conservadora, que se reúne un rato todos los fines de semana en sus templos. En torno a una religión atea/agnóstica, no dogmática, feminista, antirracista, ecologista y aliada de los movimientos LGTBIQ, lo conseguiríamos, y seguramente se formarían muchas comunidades. En infiinito5.home.blog escribo sobre ella.