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jueves, marzo 28

La que no es leal consigo misma, no es leal con nadie

Foto de Wesley Rocha de Pexels

Cuando empecé a entender el concepto de feminismo, y lo involucré en mi día a día; tuve que tomar una de las decisiones más decisivas y difíciles de mi vida adulta.

Al ponerme las gafas moradas, creo que me pasó lo que a muches, cuando llegamos a la luz y no hay vuelta atrás. Decidir si mantener patrones/personas en tu vida, que no comulgan con estos entendimientos, y que siguen reproduciendo conductas que sabes no están bien.

Hablo de amigues que siguen llamando feminazis o bolleras solteronas a las feministas, o que se siguen riendo y haciendo chistes machistas por grupos de WhatsApp. Hablo de gente con las que has crecido toda la vida, y cuando les hablas de las violaciones en manada, te silencian y cambian de tema, porque no les interesa.

Es difícil. Pero la cosa se me complicó aún más cuando el activismo antirracista tomó fuerza y se materializó.

Como mujer negra migrante, por un motivo u otro, he vivido gran parte de mi vida adulta rodeada de muchas personas blancas. Esto ha hecho que durante mucho tiempo fuera ‘’la amiga negra del grupo’’, ‘’la chica negra con la que me lío’’, ‘’la compi negra de trabajo divertida’’, ‘’ la chica negra de piel fina con la que salí de fiesta un día’’. Y entiendes, en algún momento de tu vida, que siempre serás la amiga negra de piel fina, porque el antirracismo es mas que una opinión o una moda pasajera, es política, es un estilo de vida y un entendimiento de esta. Y ya no puedes callar.

Para las personas negras estar rodeadas de círculos de amistades, donde el racismo toma fuerza, aunque sea de manera sutil, es causa en muchas ocasiones de ansiedades y conflictos internos. ¿Rectificas ese vocabulario microracista en tu amigo y te conviertes en la persona racializadas a la que no se le puede decir nada o sonríes, ignoras la agresión y por dentro te reconcomes por darle la espaldas a tus ideales?

Durante mucho tiempo yo fui la amiga negra que sonrío, para no incomodar al mundo; por miedo al rechazo y a la marginalización. Miedos que sufrimos muchas mujeres negras en estos círculos, sobre todo cuando la negritud en países ajenos pesa tanto, que la soledad no es una maravilla optativa, sino un ancla. Durante mucho tiempo lloraba en silencio y me lamía mi hermosa piel negra, repleta de tiritas allí donde las agresiones de mis amigues blanques iban haciendo estragos. Hasta que un día te preguntas, que pensarían todas las mujeres negras que te precedieron y dieron un trozo de si mismas para esta causa. Y piensas en Mamá Salomé, y todos los latigazos que tuvo que recibir tu tátara para que hoy tu tuvieras voz, y piensas en tu abuela y tu madre, mujeres fuertes y negras que le plantaron cara a las injusticias toda la vida de muchas maneras, y ya no puedes más.

Victoria Santa Cruz dijo: ‘’HOY SE QUIEN SOY, HOY NADIE ME PUEDE INSULTAR, Y HOY SE QUE COSAS COMPARTIR, Y HOY SE QUE TENEMOS UN COMPROMISO, EL COMPROMISO EMPIEZA CON UNO, EL QUE NO ES LEAL CONSIGO MISMO, NO ES LEAL CON NADIE’’.  El activismo antirracista es duro, es solitario, es agotante en miles de ocasiones, pero cuando elijes abrazar tu negritud, en recompensa te da el sonreírle al verdadero significado de dignidad. 

Prefiero morir de pie siendo la amiga negra de piel fina contestataria, a hacerlo de rodillas rodeada de personas que no me respetan, ni respetan mi causa.

El activismo también es autocuidado, y el autocuidado mayor que puedes hacer, es quererte más allá de tu piel y tu herencia negra y poderosa, es saber cuándo retirarte de espacios, y amistades dañinas, que no tienen intención de cambiar.

La deconstrucción avanza cuando eliges a quien le das la mano en esta vida, elige con el corazón y con sabiduría. Elige bien y tus antepasados te sonreirán. 


Dayana Catá

‌Educadora especial y escritora. Ante todo humana, negra, cubana, mujer y activista. Todo en ese orden y con el mismo grado de intensidad.


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