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jueves, marzo 28

Mi color de piel

Mi color de piel  hace que asesinen a mis hermanxs afro, mi color de piel hace que nos opriman, mi color de piel hace que nos traten con indiferencia, mi color de piel hace que nos excluyan y nos dejen a un lado.

No he conocido una forma de racismo más contundente que el prejuicio de color y muy a menudo me pregunto ¿Cuál es el resentimiento? ¿Cuál es la historia que conocen de nosotroxs? ¿Para qué utilizar la palabra raza? ¿Para clasificarnos? ¿Para colonizarnos? Soy mujer afrocolombiana y cuando suceden agresiones racistas me aterro y me entristezco, sí, es porque soy negra, pero también porque soy humana.

¿Cómo crear un espíritu de fraternidad, de equidad y de justicia social, mientras vivimos bajo un modelo de sociedad con estructuras racistas coloniales, que para su forma de perpetuación y supervivencia exige la existencia de la opresión, de la dominación social, de la exclusión e invisibilización de  pueblos  afros? Precisamos ahora, y más que nunca, rememorar e incluir las voces afro luchadoras contra el sistema racista, recurrir a ese pensamiento que mencionaba Frantz Fanon, que cantaba Simone, que escribía Olivella, que defendía Mandela, que gritaba Angela Davis, que repetía Martín Luther King y que escribe Chimamanda

Las agresiones racistas con las que lidiamos en nuestra cotidianidad tienen su trasfondo histórico colonial, es la misma historia de hace 500 años, es la misma lesión  que me enseñaron a medias en la escuela, los negros traídos de África como animales con sus  pieles oscuras, pero ¿Qué pasó después? ¿Se acabó la historia y vivimos felices para siempre? O es que acaso, ¿no hemos recaído? El desprecio irracional por toda una población negra sigue tan latente, matándonos con una bala, con una asfixia, con una palabra tan repetitiva en el supremacismo blanco, Negra, Negra, Negro, Negro.

Yo creo solo eso, muchas personas conocen a los pueblos afro desde la historia que ha sido construida a partir de puro relativismo blanco, por eso el trato inhumano, por eso las  balas disparadas, por eso el desprecio. Pero, por eso también la indignación de los afro, por eso el estallido del dolor, por eso los gritos en la calle y el revuelo en las redes sociales, porque el racismo sigue matando en medio de tanta indiferencia y odio irracional. Hoy necesitamos ese giro decolonial que viene acompañado de un nuevo plano histórico que se empeña en  recuperar las pistas abandonadas y que constituyen a la formación de una sola historia real y diferente de toda la comunidad negra  en el mundo.

La predominante negación del racismo antes y ahora, es racismo igual, o acaso ¿por qué no ha desaparecido? ¿Por qué no  ha habido una depuración de responsabilidades políticas y judiciales? ¿Por qué no ha pasado nada? ¿Por qué nos han dejado morir en la precariedad, en la exclusión? ¿Por qué silencian nuestros pensamientos? Todas estas formas están apoyadas por un racismo institucionalizado, que simula aceptarnos con los conceptos de multiculturalidad y plurietnicidad, pero que no pasan de ahí, de ser un papel que al final no ayuda en nada.

Lo que está aconteciendo hoy, las muertes por racismo, por virus, por hambre, por violaciones, por la no aceptación, y hasta por suicidio,  nos desafía a ampliar nuestras visiones del mundo y a luchar por un nuevo paradigma civilizatorio, por una sociedad justa, igualitaria y equitativa, en la que el color de piel no sea un privilegio para estar vivx o para ser merecedor de una existencia social racional.


Betty Zambrano Zabaleta

Soy una mujer, negra, Afrocolombiana, Afrocaribeña y Afrobolivarence. Estudiante de comunicación social y periodismo.


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