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jueves, marzo 28

La rebelión del hombre común

Dibujo de Cecil Doughty

Lo han conseguido, tienen su representación «real» en el parlamento español. Nada menos que 52 escaños y 3640000 votos. La Extrema derecha, que siempre estuvo ahí, apareció el 10 N con su verdadera dimensión.

Vemos los sesudos análisis de los politólogos y los tertulianos tratando de explicar que ha sucedido. Como si esos votos aparecieran de la nada, por generación espontanea. ¿Qué ha pasado?

Sabemos que se ha perdido el pudor a votar a la extrema derecha. La catástrofe del fascismo europeo queda muy lejos para la mayoría. Además el cine y la ficción lo ha convertido en algo casi irreal y demasiadas veces, paródico. La mancha del odio se ha ido extendiendo por todo el planeta: Brasil, Hungría, E.E.U.U., Italia, etc.

Sin embargo este país había tenido un dique de contención, lastrado por un pasado franquista de 40 años. Pero ahora la extrema derecha ha conseguido cambiar su imagen de marca dejando caer el simbolismo ultra del pasado mientras mantiene intacta su ideología subyacente de odio. Disfraza el racismo de siempre en una imagen colorida y actualizada.

En todo el mundo han surgido políticos populistas que han cambiado las normas y dejan al resto de fuerzas noqueadas con sus declaraciones y maniobras. Trump dice que hay «buenas personas» a los supremacistas blancos. En Hungría, el primer ministro Viktor Orban critica la amenaza que supone el Islam que practican algunos migrantes para la «identidad cristiana». Políticos británicos mienten abiertamente sobre la inmigración en el referéndum del Brexit y no reciben ninguna repulsa social por ello. En el parlamento madrileño una diputada de VOX dice que lo que verdaderamente empodera es aprender a hacer costura y llama cancer al feminismo.

Un ejemplo de enorme éxito es Le Pen que ha «desintoxicado» y camuflado el Frente Nacional al abandonar el antisemitismo abierto y el simbolismo nazi defendido por su padre, y se ha introducido con una efectividad sin precedentes entre las clases populares de Francia, haciendo tambalear a toda la izquierda o incluso llevando a algunos partidos a la desaparición práctica.

La extrema derecha es la rebelión del hombre común, con todas sus ruindades, envidias y mala leche. Se centra en cada mujer u hombre que cree haber sido subestimado toda su vida y que necesita ver como otros sufren más. Cree que su problemas son responsabilidad de un sistema demasiado permisivo y hecho para los que no se parecen a él. Necesita sentirse mejor que alguien, tener más que otros, no quieren sentirse parte de la masa de los más débiles.

VOX en España es la expresión más verídica de lo peor de nuestra naturaleza humana. El programa que votan se basa en la falta de solidaridad, las negaciones de la diversidad sexual y el acoso a los débiles. En el odio al diferente, al pobre y al extranjero. La extrema derecha tiene un programa centrado en desposeer a otros, ya sea de derechos, ayudas o libertades. No hay nada en positivo, a excepción de ese patriotismo de bandera, vacío y hueco, que se nace para oponerse al patriotismo de otros. Y en ese escenario el racializado siempre pierde. Este voto del resentido está metido en nuestra sociedades, es parte de nuestra condición humana. Lo más parecido a la maldad.

No hay nada noble en negar auxilio al necesitado. Eso de que la caridad empieza por uno mismo es negar la propia esencia de lo que nos hace humanos. No hay ningún valor en cerrar puertas al que tiene hambre. No hay épica en eso. Es miedo y cobardía.

El hombre común se ha rebelado y es tan machista, racista e insolidario como lo fue siempre. Nuestro deber como sociedad es plantar batalla en cada espacio, televisión, medio o cafetería. Si no lo hacemos acabaran ganando.


Elvira Swartch Lorenzo

Elvira Swartch Lorenzo

Colaboradora habitual en Afroféminas. He trabajado de todo. Hija de migrantes afrocolombianos.


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3 comentarios

  • Sonia Días Lopes

    Totalmente de acuerdo. Es miedo el que siento al ver esta nueva fuerza política irrumpir en nuestras calles. Cada día se siente mas latente y alrededor de nuestros hijos. Lo dicho. Pánico