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jueves, marzo 28

Libera tu melena

A ti, que dedicas tantas horas a peinarte.

A ti, que te hicieron creer que el pasar por la peluquería cada 3 meses para que te aplicasen esa crema con olor a huevos podridos era lo correcto.

A ti, que te enseñaron (obligaron) a esconder tus rizos.

A ti, que creíste que no había manera de ir a la moda con esos «pelacos».

PETER GRIFFITH / GETTY IMAGES

A ti te dedico este post. No estás sola. La transición no es fácil, pero a medio plazo sí te sentirás más libre. 

Levántate un día y sal a la calle sin peinarte. A la gente le da igual, créeme, y quien se fije será pensando: CÓMO ME GUSTARÍA TENER ESE PELAZO.

De repente, un día te darás cuenta de la cantidad de horas de tu vida que has invertido en levantarte, pasarte el secador y terminar pasándote la plancha.

Ahora invierto ese tiempo en lo que más me gusta: DORMIR.

Todo es mucho más sencillo porque se reduce a:

·  Levantarme.

·  Ducharme.

·  Vestirme.

·  Desayunar.

·  Y ¡a trabajar!

Antes era:

·  Levantarme.

·  Ducharme (de manera que no cayese ni una gotita en el pelo, si no… DRAMA).

·  Pasarme el secador mechón a mechón.

·  Pasarme la plancha mechón a mechón.

·  * Si después de todo eso no me gustaba el resultado, terminaba recogiéndomelo en un moño estiradísimo el cual, tras horas llevándolo, me provocaba jaqueca y granitos en el contorno del crecimiento capilar. Y remataba el «trabajito» con medio bote de laca para que no se moviese ni un pelo (muy eco-friendly todo).

·  Vestirme, con más cuidado que llevar un huevo de Fabergé en brazos porque, claro, después de haberle dedicado de media 60 minutos a mi pelo, no iba a permitir que la camisetita de turno me lo destrozase todo.

·  Desayunar

·  Y ¡a trabajar! (Rezando a tod@s l@s dioses que: ni lloviese, ni hiciese viento, ni mucho calor, a cer si el sudor me iba a volver a rizar el pelo ( ¡HORROR! )

Dedica todo ese tiempo extra que ganas aceptando tu pelazo a cosas que realmente te apetezca hacer: dormir, yoga, meditación, estudiar (¡recuerda que es de media una hora al día!), ver Shin-Chan… ¡LO QUE QUIERAS! La liberación de tu melena te hará libre a ti. 

Deja de invertir cientos de euros en transformar tu melena; tu pelo te lo agradecerá; tu bolsillo te lo agradecerá.

Una media de 100 euros cada 3 meses te da un total de 400 euros al año. 

¡¡¡400 EUROS!!! Y eso si solo cuento la visita obligatoria de tener que retocar las raíces cada cierto tiempo para que nunca, NUNCA, se vean tus verdaderos orígenes. Imagina si añadimos: los productos especiales para alisado, la plancha de pelo super IRON marca TOP y alguna visita extra a la peluquería para que te laven el pelo, te metan una hora en el secador, te vuelvan a pasar un secador de mano, luego la plancha y terminen con una buena dosis de laca para que no se te mueva nada de nada (4 horas me llevaba esto; 4 horas de mi sábado libre).

Y con lo ahorrado… ¿Dónde quieres irte de vacaciones el próximo año? 

Deja de recogerte el pelo en un moño que no deje ver ni un ápice de ninguno de tus rizos. 

Al final te van a criticar por mil y una cosas, así que al menos ¡libéralos! ¡Siéntete libre!

Deja de sufrir dolores de cabeza por moños extra apretados.

Deja de tener mil granitos al rededor del crecimiento del pelo.

Deja de luchar por encontrar la goma perfecta, esa que no se rompe cuando la estiras hasta el infinito ( pero que al final termina rompiéndose) o esa que no termina de llegar a la tercera vuelta y te deja el pelo medio suelto en la segunda.

Deja de clavarte mil horquillas. Porque, sí, empiezas poniéndote dos o tres y cuando te deshaces el moño por la noche te das cuenta de que llevabas 21. 

¿Crees que tu pelo es soso y no da juego? Te invito a que veas en este mismo foro los cientos de maneras de: cómo peinarte, cómo lucir tu verdadera esencia, cómo añadir complementos… 

Y ahora que estamos en época de playa, piscina, río o, incluso, de pasar horas bajo el chorro de la ducha… ¡Disfruta del placer de mojarte el pelo sin preocupaciones! ¡REFRÉSCATE!

Échate agua sin tener que pensar que luego deberás secártelo, estirártelo… ¡y toda la película!

LIBERA TU MELENA.

LIBERA TUS RAÍCES.

Y recuerda:

LA LIBERACIÓN DE TU PELO TE HARÁ LIBRE A TI.



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