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viernes, marzo 29

El problema no es mi cabello porque mi cabello no es un problema

Fotografía de la bloguera Alanna Doherty

A ti que cuestionas, criticas o discriminas mi cabello, permíteme aclararte que el problema no es mi cabello porque mi cabello no es un problema.

Mi cabello NO es malo, NO es poco profesional, NO es feo, NO es desaliñado y NO es sucio.

¿Sabes qué es malo? Malo es que mientras críticas las curvas de mis rizos, el nivel de educación de nuestro país es una recta profunda, entre los últimos lugares en el mundo y no te veo accionando sobre eso.

Malo es que tú como padre/madre no sabes de dónde sacó tu hija ese teléfono nuevo o dónde está tu hijo en estos momentos.

Malo es que en vez de invertir tu tiempo burlándote del volumen al que el frizz eleva mis rizos, deberías ver el volumen que tiene la pobreza, la delincuencia, la desigualdad, o quizás podrías invertirlo leyendo y aprendiendo la diferencia entre «ay», «ahí» y «hay».

Malo es que mientras nos arropa la delincuencia, tú no alzas tu voz en contra de las autoridades que se hacen de la vista gorda.

Malo, malísimo es la cantidad de jóvenes profesionales desempleados por falta de oportunidades mientras que otros «bendecidos» aparecen en dos nóminas del gobierno. Entre esos desdichados, sumamos los que las políticas de la empresa no acepta su tipo de cabello.

¡Ah! ¿Y sabes qué es ser poco profesional? No, no es mi cabello natural crespo, no es mi afro frondoso, no es la textura de mi cabello. Poco profesional eres tú que utilizas tu preparación académica para destruir la vida de aquellos que pueden menos, que pisoteas a los que nuestro pobre sistema educativo no les ha dado la oportunidad de adquirir los conocimientos más básicos.

Aún menos profesional es que tú, «profesional», con títulos de maestrías y doctorados no sabes decir buenos días, permiso, por favor o gracias.

Igual de poco profesional es que deduzcas mi capacidad intelectual, nivel de educación o valor como persona tomando en cuenta sólo la textura de mi pelo.

Para que entiendas, ¿te digo algo realmente feo? Feo es la cantidad de basura que se acumula al frente de tu casa y que no te ocupas de barrerla, en especial esa basura de energía negativa que llevas encima siempre.

Feo es todo el plástico que utilizas y lo tiras en cualquier lugar, formando parte de la contaminación ambiental y por ende, de la masacre a nuestro planeta.

Feo es que exijas respeto a tu crítica destructiva, a tu sonrisa falsa maquillada con veneno y a los valores condicionados a tu conveniencia, pero no respetas el cabello natural que Dios me regaló.

Y bueno, ¡qué decirte sobre lo desaliñado! ¿Te has visto en el espejo del corazón? ¿Ves quién eres realmente cuando no tienes los filtros de las redes sociales? Si tus emociones y pensamiento fueran visibles, ¿serian de agrado para los demás? ¿Serías de agrado para ti mismo? ¿Son de agrado para Dios?

Y para tu información, mis rizos no son ni están sucios. Sucios son aquellos que llamados a servir a la nación, al pueblo, a la Patria, lo que hacen es robar, destruir, corromper, saquear y desvalorizar todo lo bonito y bueno que aún nos queda. Sucio es que te quedes callado ante todo eso.

Sucio es tu personaje de doble moral. Sucio es que por satisfacer tu complejo de ser supremo, discrimines a tu propia gente, por los espirales y zigzags en sus cabezas o por su tono de piel.

Bueno… en fin, podría seguir y explicarte muchísimas otras cosas, pero sólo quería decirte que mi cabello NO es un problema, NO es tu problema, NO daña, NO contamina, al contrario, es bueno, profesional, lindo, arreglado y limpio. A mi me gusta como se ve, como se siente, como desafía la gravedad, cómo se transforma, como me da confianza y eso es lo más importante. No necesito que te guste o que ames mi melena alborotada, sino que la respetes como quieres ser respetado. Pero te advierto, cuando aprendas a hacer eso también la vas a amar. Acéptame como papá Dios me hizo o como decimos en buen dominicano ruede de ahí y deme banda.


Patrick M. Mecedes

República Dominicana

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