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viernes, marzo 29

Una agenda propia

‘Este negro doméstico moderno quiere a su amo. Quiere vivir cerca de él. Está dispuesto a pagar tres veces el precio verdadero de una casa con tal de vivir cerca de su amo. Para luego alardear: “Yo soy el único negro aquí. Soy el único en mi trabajo. Soy el único en esta escuela”, ¡No eres más que un negro doméstico! Y si viene alguien ahora mismo y te dice: “Vamos a separarnos”, le dices lo mismo que decía el negro doméstico en la plantación: “Qué es eso de separarnos, ¿de Estados Unidos, de este hombre blanco tan bueno?, ¿dónde vas a conseguir mejor trabajo que el de aquí?” Eso es lo que dices, ¿no es cierto? “No dejé nada en África”, eso es lo que dices. ¡Sí, dejaste los sesos en África, hombre!’

.- Malcolm X
10 Noviembre de 1963,
Mensaje a las bases

‘Nadie en el mundo, nadie en la historia ha conseguido su libertad apelando al sentido moral de sus opresores’

.-Assata Shakur
Partido Panteras Negras

Tengo la amarga sensación de que llevamos mucho tiempo intentando convencer a la gente blanca, sea cual sea el activismo, movimiento social o espacio político del que participen o no, que el racismo sigue siendo real y vigente. Que la herencia colonial de sus antepasados les sigue dando los privilegios de los que hoy gozan como personas euroblancas. Que la independencia de los pueblos africanos y su diáspora de la bota colonial-capitalista europea sigue pasando factura actualmente en las posibilidades de desarrollo personal y colectivo de éstos pueblos. Que profesar discursos abiertamente racistas y anti-migratorios da puntos en la carrera política por el voto en una clase obrera blanca sin conciencia de sí misma.

Es una sensación amarga, porque creo que seguimos trabajando y dedicando energías a una agenda que, pese a que cada vez más incluye reflexiones sobre el racismo, siento que en más ocasiones de las que debiera, no es definida por nosotras. Es una agenda impuesta. “Ahora está de moda hablar de la apropiación cultural” sorry, what? Por supuesto que está de moda porque es la única reflexión que la gente blanca exige y está dispuesta a atender (infructosamente), y me he visto cayendo, en lo que ahora considero un error, explicando de todas las formas pedagógicas posibles a la gente blanca cuestiones que realmente no está dispuesta a entender y que por otro lado solapan e invisibilizan otras cuestiones que como mujeres y personas negras o racializadas nos afectan.

Hagamos el ejercicio imaginario de agrupar toda la teoría negra (artículos, textos, poemas, arte, ilustraciones, viñetas, vídeos, cortos, películas, canciones y un largo etc) y haciendo todas las adaptaciones necesarias para hacerla accesible en todos los sentidos. Teniendo la suficiente información para que la gente blanca empezara a trabajar-se, ¿realmente esperamos que lo hagan? ¿por qué necesitamos que lo hagan? ¿por qué no coger directamente los tomates que nos corresponden de la mesa sin pedir permiso? ¿por qué no unirnos y plantear estrategias para poder alcanzar esos tomates?

Con esto no pretendo restarle importancia a la pedagogía sobre racismo a las personas blancas, pero sí creo que ésta tiene unos límites y una capacidad muy pequeña, además de resultar muy desgastante y frustrante. Todos nuestros esfuerzos no pueden estar dedicados a convencerlas, como si necesitáramos su aprobación, como si no fuésemos capaces de abandonar la casa del amo. Esta no es tarea fácil de entender ni de asumir puesto que nos han hecho desear vivir y desear ser como el amo y romper con una idea tan arraigada es un proceso duro emocionalmente porque en parte de ese proceso, debemos enfrentarnos a la soledad y a nuestra diferencia negada.

Debemos plantearnos con valentía analizar, reflexionar, cuidar y dedicar energía y tiempo al análisis de nuestra realidad y nuestras necesidades, a establecer estrategias desde nuestros propios círculos y espacios, y a que nuestras ideas no sean teorías florero y trasciendan y se materialicen. «¿Queremos cambiar las cosas o queremos hablar de nosotras?» Escribe Antoinette Torres Soler en «Viviendo en modo afroféminas». Éste es el camino que yo elijo y decido transitar con un compromiso desde la colectividad, aunque suponga decir que no, aunque suponga no estar en los focos, aunque suponga estar en los márgenes (nunca salimos de ellos). Es un camino incómodo para el ritmo capitalista actual, no es un camino de inmediatez y tampoco es un camino que responda a la urgencia de la agenda de los medios de des-comunicación. Dejemos de buscar el amor del blanco y empecemos a amar a nuestrxs hermanxs.

Soy consciente que este es un proceso que no es posible forzarte a realizar ni lo pretendo, creo que cada una tiene su momento. Sí creo que este texto puede canalizar ideas que quizás ya tengas y servir de luz cuando la necesites.

Termino con una de las partes clave del maravilloso texto «Sentires Inconclusos» de Jeannette Tineo:
«(el nuestro) no es un feminismo masivo, ganador ni liberal. No es un feminismo conquistador, de moda que “cualquiera puede nombrar” […] Lo que quiero decir, es que este feminismo antirracista, no es un feminismo de estrategias perfectamente definidas, de lobby o alianzas con el Estado, tampoco es un corolario de inclusiones, tipo Benetton. Es por el contrario un tejido inconcluso, histórico que se va gestando en los debates incómodos del adentro-afuera en el que constantemente estamos en exposición».


Melinda Decker

Soy Canaria. Fisioterapeuta. Activista afrofeminista y antiespecista. Descubriendo mi negritud y en abrazo continuo con mi animalidad.


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