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viernes, marzo 29

No creas a quienes defienden los chistes racistas

No creas a quienes defienden los chistes racistas
Foto del Festival de Comedia de Paramount Comedy

Todos recordamos la polémica del cómico Rober Bodegas y sus chistes racistas de gitanos. Lo cierto de este asunto es que, bromeando o no, Rober Bodegas intentó sacar provecho del racismo obviando que los gitanos y las personas racializadas sufren discriminación a diario en este país.

¿No sería gracioso que Rober Bodegas se hubiera presentado por VOX en las pasadas elecciones?

Puede que no creas que Bodegas y VOX tienen mucho en común, pero ciertamente comparten puntos de vista similares sobre los racializados. Bromeando o no, ambos recurren a estereotipos culturales compartidos y usan un lenguaje deshumanizante que da vida a un ecosistema de miedo y acoso racial.

Bodegas, en un minuto, llamo vagos, subsidiados, pederastas e inadaptados a los miembros del colectivo gitano al cual pertenecen cientos de miles de personas. Esto ha sido el detonante de esta última polémica, pero es una constante en los humoristas españoles. No es raro que en un programa tan popular como «El Hormiguero» se hagan chistes xenófobos de rumanos u otros colectivos. Con la excusa de la risa se hacen bromas  en programas de radio, teatros, monólogos, etc.

El cómico Dani Mateo (al que sigo) pedía al colectivo gitano que respondiese con la misma moneda, con humor. Lo que quizás no entiende es que el humor racial siempre se enfoca hacia los colectivos vulnerables. No existen chistes de payos, porque los payos son el poder, son la norma, la regla y el modelo. Es como pedirle a una víctima de bullyng de la que se ríen en el colegio que haga bromas de sus acosadores, ¿de que serviría?

Varias personas y muchos cómicos se han apresurado a defenderle, argumentando que Bodegas no puede ser racista porque no tiene la intención de serlo. Pero la motivación del chiste y lo que obliga a la risa no está en cuestión. Lo que importa es el costo y las consecuencias de estos «chistes» para los que están siendo objetivados. Invocar la defensa de «es solo una broma» niega las implicaciones sociales, históricas y culturales del humor racista. Ignora las formas en que los chistes despectivos proporcionan un vehículo seguro para compartir estereotipos, liberar inhibiciones y diseminar el racismo.

Los chistes racistas propician que la España blanca reafirme que el tema racial no es un problema en el país. A pesar de la creciente ola de xenofobia, bulos racistas, la innegable postración social de los gitanos y los estereotipos que circulan sobre ellos. A pesar del incremento del discurso de odio y el crecimiento de posturas de extrema derecha, el humor racial  permite esa idea reconfortante de que no hay racismo en España, o es algo muy minoritario. Se trata de proteger la inocencia del grupo dominante. Así se pone énfasis en las supuestas amenazas de muerte que ha recibido Bodegas. Eso pasa a ser lo decisivo, lo importante. El sufrimiento de un hombre blanco, en el que los medios ven a un igual, por encima de la etnia gitana, la árabe o africana.

solo los blancos se ríen

El racismo en España está alimentado por chistes y discursos incendiarios, por imágenes estereotipadas y símbolos o costumbres, como los pajes de Alcoy. Así como algunos políticos sacan tajada de la migración alimentando el discurso del miedo, que desemboca invariablemente en el racismo, los comediantes puede usar la comedia como una venda protectora para negar el daño causado por sus chistes. Una broma es considerada benigna, especialmente cuando la cuenta un supuesto cómico de izquierda blanco. Podemos alejarnos de la ira, del daño, de la ideología y del odio extremistas, pero también encontrar consuelo en la misma ira, ideología y odio, porque es «solo humor».

Esta retórica no es solo desagradable. Contribuye a una cosmovisión que justifica un sistema que condena al olvido, el rechazo y la desconfianza a las personas racializadas. Sin embargo, nadie quiere asumir la responsabilidad.

La comedia siempre ha jugado un papel instrumental en el avance de la justicia social, en empujar a la sociedad a mirarse al espejo, a reflexionar sobre sus contradicciones. Pero cuando se trata de racismo, Bodegas y otros como él, traicionan esta tradición. Queriendo o no, bromeando o no, Bodegas usó su escenario para sacar provecho del racismo, mientras que el pueblo gitano lleva 400 años sufriendo racismo a todos los niveles en este país.

Mientras los racializados de este país  sufren racismo institucional, abandono, estereotipación, expulsiones en caliente, ataques, pobreza, falta de acceso a la educación, odio, ridiculización, mentiras, bulos, paro masivo,  falta de oportunidades y violencia, Bodegas cuenta sus chistes.

Pero solo la España blanca se ríe.


Ayomide Zuri 

Inconformista, luchadora, africana y mujer negra. @ayomidezuri ayomidezuri@gmail.com


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