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jueves, marzo 28

No hubo sororidad el día contra el racismo

No hubo sororidad el día contra el racismo

El pasado 21 de marzo fue el día internacional contra el racismo. Hubo movilizaciones en toda el planeta para reivindicar un mundo sin racismo, ya sea social o institucional. En la mayoría de los casos las movilizaciones fueron pequeñas y los colectivos que luchan contra esta lacra constataron, una vez más, como la sociedad, los grupos políticos, sociales, medios, etc. dan la espalda a sus reivindicaciones.

Queremos hablar de esto a raíz de los muchos ataques que sufrimos por nuestra decisión de no secundar la huelga. Hemos de decir que desde la posiciones más abiertas hemos recibido apoyo, pero muchos ataques fueron furibundos, y también injustos.

Creemos que la posición del movimiento feminista (hegemónico o blanco) ante el día contra el racismo explica por si solo nuestra decisión. Su no implicación y presencia, que ya esperábamos, debe hacer reflexionar no solo a esos colectivos, sino también y sobre todo, a los grupos antirracistas y de racilizadxs que apoyaron la huelga feminista entusiásticamente dándoles su coartada inclusiva. No existe una doble dirección de apoyo.

Se nos podrá decir que el tema del racismo no concierne a los movimientos feministas. Esa afirmación nos expulsa completamente del feminismo. Por otra parte el racismo concierne a todo el mundo. Ser feminista no te cura de tus prejuicios. Lo hemos comprobado  tristemente estos días.

Como dijimos al posicionarnos en el 8M, hay un feminismo mainstring que tiene ya bastante poder y que encabezan periodistas, actrices y políticas con mucha presencia mediática. Todas blancas por supuesto.

Echamos de menos los llamamientos a la solidaridad y a acudir a las manifestaciones. Faltó esa sororidad que a nosotras se nos exigía. Desde esas tribunas se podría haber hecho mucho estos días para que la gente saliera a la calle y participase en los cientos de actos que había por todas partes, no solo en España, sino en todo el mundo.

A estas personas, que en la mayoría de los casos no entienden (dígase Cristina Almeida) o no les importan (Ana Rosa Quintana) nuestras demandas, no las vimos el 21 de marzo ni los días previos llamando a la movilización masiva para protestar contra el racismo en las calles. No es su guerra está claro. Nosotras ya lo sabíamos.

Hay varias razones para la ceguera de este feminismo dominante a las reivindicaciones de las racializadas y los otros movimientos feministas. Quizás la principal sea la incapacidad de ver que existen problemas ajenos a los suyos, que se ven a si mismas como modelo de mujer estándar, es decir, lo que debe ser una mujer. Lo que no entra dentro de ese marco mental es denigrado, criticado o simplemente invisibilizado.

Otra razón es la dificultad de muchas para pasar de ser oprimidas a tener que reconocerse como opresoras. Este paso necesita un trabajo y una concienciación. Simplemente muchxs se niegan a hacerlo.

No somos unas ilusas y sabemos que cada gramo de espacio que ganemos lo tendremos que luchar con uñas y dientes, porque no quieren soltar su presencia privilegiada. Es así como debe ser. No queremos las migajas de sus concesiones. Queremos nuestro espacio legítimo que merecemos como seres humanos en igualdad de condiciones.

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