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jueves, marzo 28

Una Princesa Yoruba en la corte de la Reina Victoria

NPG imagen suplementaria

Sólo muy recientemente la bella y trágica historia de Sarah Forbes Bonetta, ha comenzado a llamar la atención que merece. Es una historia agridulce, de extremos, con la que se descubre  la compleja narrativa colonial alrededor de la raza, clase y género en la Inglaterra victoriana. Mostramos la historia de la princesa yoruba que a día de hoy todavía cautiva. Un pequeño cuento real de la historia real británica y el colonialismo.

Una mujer africana llamativa, de hermosa piel negra, vestida con un lujoso vestido mira a la cámara. Ella es joven, apenas ha cumplido 20 años. Tiene un presencia aristocrática innegable al observar la fotografía.  Hay varias fotografías de esta mujer, incluyendo algunas con su marido, que muestran que son gente de la alta sociedad.

En la Inglaterra victoriana los negros estaban presentes, pero rara vez se ven de esta manera. Las fotos son especiales porque se tomaron en el día de la boda de Sarah Forbes Bonetta, la conocida joven africana ahijada de la reina británica Victoria, que además era de la realeza Yoruba..

Sarah Forbes Bonetta (o de Lady Sarah) procedía del suroeste de Nigeria. Ella nació en una casa real Yoruba en 1843 en Oke-Odan, un pueblo Egbado. Su nombre original era Aina, nombre femenino Yoruba que significa «parto difícil», como un niño nacido con el cordón umbilical alrededor del cuello.

En 1848, su pueblo fue atacado por el ejército de Dahomey (del actual Benín), durante el cual fue asesinada su familia. Aina era una princesa Egbado – Egbado Omoba –  y las marcas tribales en su cara revelaban  su origen real, y fueron la razón por la cual no fue asesinada en un primer momento.


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Fue capturada y encarcelada durante dos años antes de ser rescatada dramáticamente por el comandante Frederick Forbes de la por la Royal Navy negociando con el temible Rey Ghezo cuyo ejército había sido responsable de la muerte de la familia de Aina. Iba a ser entregada como un «regalo del rey de los negros a la reina de los blancos – Reina Victoria.»

Aina fue rebautizada por el comandante Forbes poniéndole como apellido el nombre del buque que la transportó a costas británicas, el HMS Bonetta. A pesar de tener apenas cinco o seis años de edad, Sarah ya había experimentado un gran trauma. Afortunadamente, su suerte pronto iban a cambiar.

Teniendo en cuenta el contexto histórico-social y las expectativas culturales de la época, lo que le esperaba a Sarah es haber recibido sólo un nivel de vida de subsistencia. Sin embargo la reina Victoria, que decía oponerse al racismo (algo muy irónico teniendo en cuenta la naturaleza del Imperio Británico), se hizo cargo de Sarah y pagó su educación y gastos durante toda su vida. De hecho, la reina reconoció la realeza de Sarah, con el tratamiento de princesa, un tratamiento reconocido por todas las monarquías europeas.

Sarah era un niña muy inteligente que aprendió Inglés rápidamente y además mostró un talento especial para la música y las artes. Ella vivió con la familia Forbes, pero después de la prematura muerte del comandante fue enviada a vivir con la familia Schoen en Kent.

Durante este tiempo, Sarah hizo varias visitas reales a Su Majestad. En el libro de Walter Dean Myers, «An African Princess in Royal England» escrito a petición de la Reina, hay cartas que documentan sus visitas, la preparación recibida, la etiqueta, como por ejemplo qué decir y cómo comportarse, proporcionando unos modales victorianos para moverse en la vida de la clase alta en la Inglaterra. También hay fragmentos epistolares de las relación de Sarah con los hijos de la Reina, incluyendo a la princesa Alicia, a cuya boda asistiría años más tarde.

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En 1851 Sarah desarrolló una tos persistente y fue enviada de vuelta a África Occidental por consejo médico; se asumió que el clima más cálido sería más adecuado. Sarah asistió a una institución femenina en Freetown, Sierra Leona, la Church Missionary Society school, donde se le dio un trato preferencial. Durante este tiempo ella recibía correspondencia regularmente de la señora Forbes y regalos de la reina. Una de sus compañeras de clase era Abigail Crowther, hija del famoso primer obispo anglicano de Nigeria, Samuel Ajayi Crowther. Sarah sobresalió académicamente, para gran alegría de la Reina.

Sarah era feliz en Sierra Leona, sin embargo, y a petición de la Reina, volvió al Reino Unido en 1855. Siguió viviendo con la familia Schoen y continuó destacando en sus estudios.

Cuando Sarah se acercó a la edad adulta, como la mayoría de las mujeres jóvenes de su época, se esperaba que se casase. Ella recibió una propuesta de matrimonio de un pretendiente que más tarde se convertiría en su marido. De manera similar a muchas mujeres en la Inglaterra victoriana, que a cierta edad ya no son mantenidas por su familia, el matrimonio de Sarah era inevitable, independientemente de la preferencia personal.

En la única documentación conocida directamente escrita por Sarah – las cartas incluidas en el libro de Walter Dean Myers – su angustia al verse obligada a casarse es evidente. Pero ella no habría aceptado seguir siendo mantenida por la Reina.

En agosto de 1862 se casó con Sarah capitán James Pinson Labulo Davies, un rico filántropo de Lagos y comerciante del África Occidental. La ceremonia de matrimonio se llevó a cabo en la iglesia de San Nicolás, de Brighton. Tenía 15 años más que ella y era viudo. Sarah aprendió a quererlo y, finalmente, se convirtió en un gran amor. Los registros históricos, incluyendo recortes de periódico, describen la fiesta de boda y comentan una inusual combinación de blancos y negros, incluyendo en las parejas asistentes.

La pareja vivió brevemente en Bristol antes de regresar a África Occidental, donde tuvieron tres hijos: Victoria Davies (1863), Arthur Davies (1871) y Stella (1873). La mayor que se llamaba como la Reina, también se convirtió en su ahijada. De hecho, Victoria Matilde Davies se casó con el Dr. JK Randle, un importante médico de Lagos y activista político. Muchos de los descendientes de la pareja viven ahora en Inglaterra, Sierra Leona y Nigeria.

Preocupados por tos persistente de su esposa, el capitán Davies envió a Sarah a Funchal, Madeira (una isla portuguesa) para recuperarse. Sin embargo, el 15 de agosto 1880 murió de tuberculosis. Tenía 37 años.

En su memoria, su marido viudo erigió un monumento gigante en forma de obelisco de granito en el oeste de Lagos, donde también construyó una granja de cacao. De hecho, se cree que el capitán Davies fue responsable de la introducción de cacao en África Occidental.

La historia olvidada de Sarah ha vuelto a la luz en los últimos años debido a un documental de la BBC realizado por el reconocido periodista Zeinab Badawi y también se hablará de ella en «Negros y británicos, Una historia olvidada», una serie de cuatro capítulos de la BBC que será presentado por el historiador David Olusoga y estrenada el próximo octubre.

Más recientemente, una foto de Sarah se ha convertido en cartel para una exposición de la National Portrait Gallery’s llamada «Black Chronicles: Photographic Portraits 1862-1948» realizada en colaboración con Autograph ABP, que pretende arrojar luz sobre la presencia oculta de los afros y asiáticos que vivían en la Inglaterra victoriana . Una foto Sarah Forbes Bonetta está en la colección permanente de la galería londinense.


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