fbpx
jueves, marzo 28

Yo no soy racista. El racismo en España es institucional, social e individual.

yo-no-soy-racista

El racismo en España es institucional, social e individual

Hablamos de un país que expulsó a los musulmanes quienes llevaban viviendo siete siglos en España, mucho más de lo que habían estado los godos conversos, que habían convertido Al-Andalus en la capital mundial de la cultura y de la ciencia. Sin hablar del poderío económico del califato de Córdoba que aventajaba sobradamente a los grandes focos europeos de su época (Florencia, Venecia, Rotterdam).

Después vinieron los judíos, venga se me mueven rapidito, o se convierten o se van. Y claro los que no se quisieron ir, se quedaron con un tufillo siempre sospechoso. Marrano, fue el apelativo con el que se les denominó. Al contrario de lo que se cree, la palabra marrano no se toma del apelativo porcino para asignárselo a los judíos conversos, sino que es exactamente al contrario,  se toma de estos, como máxima expresión de desprecio, como un sinónimo más del sustantivo cerdo. La realidad es que etimológicamente, marrano viene del árabe muharrám que significa “declarado anatema”.

Y para que no se crean que nos engañan y que les vamos a seguir dejando que, con su próspera actividad, conviertan esto en un lugar civilizado, creamos la Santa Compaña, que al paso que sofríe la tibia fe del converso, se queda con sus bienes repartiéndolos  a pachas entre la monarquía y las más necesitadas órdenes cristianas del momento.

No, pero los españoles no somos racistas.

Los gitanos, ahí están. Ya el célebre monarca constituyente y yo el primero, tomó la insólita decisión ( hasta la fecha, que luego la idea prendió y complació a muchos) de arrestarles a todos de una vez y casi en una sola noche. Al parecer encarceló a 9.000 gitanos de una tacada. Y dijo al respecto el afamado Marqués de la Ensenada: Falta lo principal, que es darles destino con que se impidan tantos daños y extinga si es posible esta generación.1

No, no estamos leyendo ningún manual de la Germania de 1939, es la España ilustrada del siglo XVIII.  Estamos ante uno de los primeros crímenes contra la humanidad por motivos raciales bien documentado. Y esa norma y ley permaneció en vigor durante 16 bárbaros años, hasta que el mejor Alcalde de Madrid decidió indultarlos. ¿Indultarlos de qué? ¿De ser gitanos? En fin, como para que volvieran a fiarse de los payos por siempre jamás.

¿Y en América? Mejor no extenderse mucho. Si no fuera suficiente con la contribución al léxico de la ignominia con la citada marrano, en América, orgullosamente inventamos el palabro mulato, que viene de mula, es decir la mezcla del caballo y el asno se utilizó para definir la mezcla entre blanco y negro.

No somos racistas, se dice con un deje de suficiencia y generosidad. Recientemente en un acto social al que tuve que asistir por razones laborales, una señora dedicó quince minutos a explicarme las razones por las que su hijo estaba casado con su negra nuera y lo estupenda que era. Evidentemente eso no hubiera sido necesario de ser su nuera menos pigmentada.

Pero si todo lo anterior es triste, abochornante, lo que resulta terrible es la actitud institucional. Pruebe a llevar un deportivo con un rostro repleto de melanina. Le parará la policía media docena de veces al mes. Y además con insolencia y desconsideración. Encima les fastidia que un negrata como dicen ellos, tenga dinero y estatus social.   Lo del metro y resto de lugares de transporte público para que les voy a contar.

Y si quiere buscar trabajo, por cualificado que sea su curriculum no aspire a puestos por encima del sector servicios primario: camarero, limpiador o asistenta.

Hay excepciones, eso sí, pero no las busque en El Corte Inglés.

Autor: Alfonso del Álamo

Texto original: cedido por su autor: https://alfdala53.wordpress.com/2014/06/11/yo-no-soy-racista/

Nota: Los datos de la gran redada están tomados del artículo de Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Redada

5 comentarios

Deja un comentario